Material Administracion Financiera - Albornoz - Barrera
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UNIDAD
TEMÁTICA Nº 1 - Objetivos y decisiones financieras básicas de las organizaciones
Objetivos estratégicos (generales) y tácticos
(operativos)
Cuando hablamos acerca de plantear
objetivos en las organizaciones lo más común que solemos escuchar es ganar la
mayor cantidad de dinero posible, pero si tenemos en cuenta esa única
concepción dejamos de lado muchos aspectos fundamentales que a la hora de
plasmar el objetivo en el mundo real, en una organización en marcha son
aspectos ineludibles y de allí surgen cuestionamientos tales como: para que se
van a utilizar los fondos, si se va a invertir o se va a consumir, si se van a
aplicar políticas de financiación a
corto o largo plazo, por lo tanto este objetivo de ganar dinero no es
compatible con los entes de hoy en día. Es por eso que en la actualidad los
objetivos estratégicos se definen como: “maximizar el valor de la organización
para sus dueños”.
Esta definición es acertada desde
varios puntos de vista; el primero es que puede ser aplicada a cualquier tipo
de organización cualquiera sea su forma jurídica o tamaño; y también implica un
proceso a largo plazo y no un incremento de las ganancias circunstancial.
Si queremos analizar los objetivos
operativos podemos argumentar que los administradores financieros de las
organizaciones y todos sus empleados dirigen sus esfuerzos para incrementar al
máximo las utilidades. Puede que parezca una contradicción con los objetivos
generales, pero al desarrollar los objetivos tácticos no debe dejarse de lado
los objetivos generales, en consecuencia el incremento en las utilidades debe
ir de la mano con la maximización del valor de las organizaciones. Podemos
afirmar que en las corporaciones se miden las utilidades en términos de
ganancias por acción, pero a la hora de aumentar las mismas debemos tener en
cuenta tres aspectos:
1)
El
tiempo de los rendimientos:
una recepción de fondos en un corto período es preferible a una en tiempo
prolongado.
2)
Flujos
de efectivo disponibles para los accionistas: como las utilidades no
necesariamente generan flujos de dinero disponible para los accionistas, a la
hora de incrementar las ganancias hay que
intentar que las mismas estén aparejadas con mayores flujos de efectivo
futuros, para que el precio de las acciones suba y sus propietarios puedan
obtener beneficios su venta.
3)
El
riesgo:
siempre hay que observar que cuanto mayor sea el riesgo, el precio de las
acciones va a ser más bajo, pero a la vez los accionistas van a esperar más
utilidades. En cambio, cuando el riesgo es menor, el precio de las acciones es
mas alto, pero las utilidades son menores. La tendencia actual de los
inversionistas es inclinarse por evitar el riesgo.
Por último, para poder comprender un
poco mejor como deben ser planteados los objetivos, debemos mencionar que
existen diferencias entre los objetivos de los propietarios y los objetivos de
los administradores financieros. El objetivo de los administradores es
maximizar la riqueza de la empresa, riqueza que no necesariamente coincide con
la de los dueños, sino más bien, se vincula al tamaño y al crecimiento de la
misma, en cambio los accionistas o dueños buscan maximizar su riqueza. Bajo
este supuesto es que entre los accionistas y administradores existe lo que se
denomina una “relación de agencia”, donde el principal toma al agente en forma
de asalariado delegando en el mismo parte de la toma de decisiones. Pero al ser
los objetivos distintos entre las partes, el accionista debe buscar limar estas
diferencias, ya que si no lo hace, pueden aparecer pérdidas en su riqueza
debido a los intereses no coincidentes.
Concepto de valor de la empresa
El valor de la empresa, en las grandes
corporaciones se manifiesta a través de la cuantificación que efectúa el
mercado en el precio de sus acciones. Como consecuencia, el objetivo de las
decisiones financieras es incrementar el mismo, que no significa aumentar las
ganancias de las empresas sino que es “maximizar el valor actual de los activos
tangibles e intangibles de la empresa” de manera que el valor de la empresa
crezca debido a su correcta inserción en los mercados.
Como podemos observar este término
esta muy estrechamente relacionado con los objetivos que se plantean en las
empresas y principalmente con las funciones que cumplen los administradores
financieros.
Hablamos de que no solo significa
maximizar los beneficios ya que las utilidades las podemos aumentar de
cualquier manera: a costa de los clientes, ya sea aumentando los precios,
reduciendo la calidad o descuidando los servicios posventa; a costa del
personal, manteniendo sueldos deprimidos, quitando beneficios sociales, etc. Pero
la pregunta que surge inevitablemente es la siguiente: ¿Se puede mantener esta
situación por mucho tiempo? La respuesta parece y es obvia, no, ya que en un
tiempo, los clientes descontentos con la atención de la firma se van a dirigir
a los competidores principales reinvirtiendo el proceso de ganancia; y los
empleados mas capacitados se van a ir a otras empresas, quedando en la firma el
personal menos capacitado y con menos experiencia.
Por estos motivos creemos que al
incrementar el valor de las empresas no sólo debemos pensar en maximizar las
utilidades, sino que a esto lo debemos acompañar con una serie de políticas
financieras orientadas al mediano y largo plazo. Principalmente debemos tener
en cuenta como administrar los activos circulantes de la empresa para
incrementar al máximo la rentabilidad de los fondos en relación con los activos
y el manejo de la financiación de terceros o propia para adquirirlos.
Decisiones financieras y flujo de fondos
Para comenzar a exponer sobre las
decisiones financieras que deben tomar los administradores, vamos a citar a un
concepto muy acertado de Sapetnizky acerca de las mismas: existen 2 tipos de
decisiones en el ámbito de la administración financiera: una relativa a la
obtención de recursos (decisiones de financiamiento) y otra a la de asignación
de recursos (decisiones de inversión). La obtención de recursos se refiere a
las fuentes externas de financiación, pasivo, o a las fuentes propias,
patrimonio neto; y las de asignación se refieren a los activos del ente. Pero
aquí tenemos un gris, ya que no siempre la mejor decisión de financiación es la
compra de un activo sino la cancelación de una deuda, y a veces la mejor
decisión de financiamiento no es un incremento de pasivos sino la liquidación
de un activo improductivo.
Es conveniente para poder comprender
un poco mejor las decisiones financieras primero repasar el proceso decisorio,
que para poder adaptarse al mundo de las finanzas deberá adaptarse a un
contexto decisorio integrado por distintos componentes cuyas características
responderán a una cierta lógica:
1)
Nace
la necesidad de tomar una decisión únicamente cuando existen opciones. Esas
opciones requerirán para su resolución un proceso de modelización o formulación
de los efectos de cada alternativa y la aplicación de una instancia de
comparación entre ellas.
2)
Una
opción entre alternativas dependerá de la mayor o menor correlación entre los
efectos de cada una y alguna meta u objetivo prefijado.
3)
Deben
existir criterios de valuación y selección que permitan enfocar y apreciar esa
correlación entre alternativas y objetivos.
Para tomar mejores decisiones es
conveniente modelizar los recursos involucrados en las decisiones de asignación
y de los efectos que ella traerá aparejados, a esta modelización la llamaremos
“proyecto de inversión”. En el que vamos a tratar de asignar recursos
correctamente a la compra de insumos, para emplearlos en una actividad rentable
a través de la cual se recuperan los recursos invertidos más algún excedente
destinado a la supervivencia o al crecimiento, generando nuevos proyectos de
inversión.
Si tenemos que financiar estos
“proyectos de inversión” es ineludible tener que hablar de flujos de fondos.
No podemos entrar en detalle acerca de la forma de
desarrollar un flujo de fondos, pero básicamente podríamos decir que es la
sumatoria algebraica de los resultados, más las amortizaciones y otros cargos
que no representen movimientos de fondos, menos las inversiones, más menos la
variación en el capital operativo, menos el impuesto a las ganancias.
Por lo que, lo primero que hay que hacer es estimar los
flujos de fondos futuros que generará la empresa.
Esta tarea tiene una complejidad primaria, que es
precisamente el método de estimación, dado que en realidad es la expectativa de
lo que sucederá en adelante.
Esto puede darse en situaciones de riesgo (definido como
una probabilidad de variación de las expectativas) o directamente en
situaciones de incertidumbre (desconocimiento total de la evolución de las
variables o de expectativas).
En líneas generales, lo primero que habrá que estimar son
los resultados futuros de la empresa, para lo cual se deberán determinar las
ventas futuras, sus costos y gastos.
Existen métodos distintos métodos, algunos estadísticos,
para estimar la evolución de una variable cualquiera, por ejemplo las ventas.
En general, determinada la evolución futura de las
ventas, las demás variables, son de alguna manera dependientes de estas (esto
es en términos generales, puede ser que la variable determinante de la
evolución de las otras puedan ser, por ejemplo, las compras).
Los costos y gastos generalmente son dependientes de
estas.
Sin embargo, habrá que tener muy en cuenta cuales son los
gastos fijos y cuales son los variables, dado que cualquier incremento en las
ventas, producirá un apalancamiento de la rentabilidad por el uso de
componentes fijos en el costo.
Determinando así el resultado esperado, habrá que estimar
la variación en el capital operativo, fundamentalmente créditos, inventarios y
deudas comerciales.
El incremento en el capital operativo, determinará un
menor flujo disponible de fondos, mientras que su reducción aumentará los
mismos.
Luego habrá que evaluar las inversiones en activos fijos,
que serán los necesarios para obtener dichos fondos.
Aquí queremos introducir un aspecto normalmente
controvertido, cuando se hace una valuación. Lo que se intenta valuar es la
empresa "tal cual está" es decir que no deberían incluirse proyectos
que todavía no están implementados, pues el "futuro es de quien compra".
Por lo dicho, generalmente las inversiones son aquellas
por renovación por obsolescencia y aquellas necesarias para los proyectos en
marcha.
La posterior determinación de los flujos de fondos,
resulta relativamente sencillo, pero razones de espacio nos impiden continuar
sobre esta cuestión.
El otro punto cuantos flujos de fondos es necesario
calcular, lo que podemos llamar horizonte de la valuación.
Salvo que la empresa tenga un plazo de vida determinado,
habrá que analizar esta cuestión en función de cada empresa en particular.
Generalmente la evolución de los negocios tiende a un
"equilibrio" de sus resultados, es decir a que estos en determinado
momento se volverá constante y perpetuos. Las empresas jóvenes que aún no han
desarrollado su potencialidad tendrán un crecimiento sostenido hasta que su
capacidad instalada lo soporte, o bien un mercado irá perdiendo su
potencialidad por sustitución de consumos, en definitiva, cada caso particular
es distinto, por lo que el horizonte para los flujos de fondos dependerá del caso
del que se trate. Como dijimos luego de ese punto en que los resultados se
equilibran se generarán flujos de fondos perpetuos, cuyo valor tiene una forma
matemática de valuación, cuya explicación sería ajena a nuestros objetivos.
A este valor suele denominárselo valor residual y existen
distintas alternativas para calcularlo, aunque la explicada es la habitual.
Queda otra cuestión para analizar, esos flujos de fondos
son futuros y se intenta valuar esos flujos de fondos a valores de hoy, por lo
que habrá que descontarlos a una tasa determinada. Este es otro factor crítico,
es decir determinar qué tasa utilizar y eso dependerá de la rentabilidad
promedio del mercado, el riesgo involucrado, el plazo de recupero de la
inversión, la tasa de inflación esperada y otros factores.
En definitiva, tenemos los siguientes aspectos básicos a
considerar: horizonte de la valuación, valor residual y tasa de descuento.
Obviamente no podemos extendernos mucho más, pero
queremos sugerir algunas cosas a la hora de efectuar una valuación.
A nuestro criterio conviene que las variables a
considerar sean consensuadas entre las partes, lo que evitaría futuras demoras,
Crack
ResponderEliminarGracias !!!
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